Desde la Federación Internacional de Trabajadoras del Hogar (FITH) repudiamos los actos de violencia y abuso cometidos recientemente contra una joven trabajadora del hogar en el Perú, exigimos a las autoridades que investiguen y hagan justicia, y expresamos nuestro apoyo y solidaridad a la víctima, a su familia y a nuestras afiliadas comprometidas con este y otros casos de violación de derechos hacia las trabajadoras del hogar.
El 11 de mayo, la Policía Nacional del Perú (PNP) rescató a una trabajadora del hogar de tan sólo 19 años cuando intentaba saltar de un tercer piso de una vivienda ubicada en el exclusivo barrio Miraflores Country Club, en la región de Piura, para escapar de un intento de abuso sexual. La joven, que prestaba servicios en ese hogar desde hacía apenas 16 días, afirmó haber sido agredida sexualmente en más de una ocasión por un integrante de la familia empleadora.
"Este tipo de hechos de acoso siempre han ocurrido en casa de los empleadores, pero muchas no los denuncian por temor al empleador o a ser señaladas por sus parejas y sus familiares. Tienen vergüenza y miedo a las represalias. Lo que pasó con esta joven trabajadora del hogar no puede quedar impune. El Convenio 190 debe implementarse ya mismo en el país. Las trabajadoras del hogar somos las que movemos la economía y tenemos derechos. ¡Exigimos que nos protejan ya!", reclama María de los Ángeles Ochoa, líder de la Federación Nacional de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar Remunerados del Perú (FENTRAHOGARP).
En 2018, se registraron más de 1.686 denuncias por agresiones físicas y psicológicas a trabajadoras del hogar, según cifras del Ministerio de la Mujer. Por otra parte, de acuerdo con el estudio "Detrás del Mandil”, realizado por ese mismo organismo estatal en 2007, 1 de cada 10 trabajadoras del hogar había sufrido violencia física y 5 violencia psicológica durante ese año en su lugar de trabajo, mientras que 3 de cada 10 habían sufrido algún tipo de hostigamiento y/o violencia sexual.
Las escasez de datos estadísticos sobre este tema pone de manifiesto dos grandes desafíos: 1) la necesidad de un monitoreo y seguimiento activo de la problemática por parte del Estado; 2) la necesidad de concientizar, capacitar y apoyar a las trabajadoras del hogar para que denuncien los casos de acoso y violencia; la falta de información acerca de las normas vigentes y los mecanismos de acceso a la justicia, así como el miedo a las represalias, el descrédito y la estigmatización llevan a las trabajadoras del hogar a guardar silencio.
Para Marcolina Infante, Secretaria General del Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar de la Región Lima (SINTTRAHOL), “no hay estadísticas reales sobre abuso y violencia en el mundo del trabajo del hogar porque las compañeras que son violentadas generalmente no denuncian por miedo y vergüenza. Los empleadores tienen poder económico y psicológico sobre nosotras. No reaccionamos, nos quedamos paralizadas, y así los abusos quedan en la impunidad y el olvido”.
El hostigamiento sexual es una forma de violencia de género y una de las manifestaciones más frecuentes de las relaciones desiguales de poder entre trabajadoras del hogar y empleadores. Supone un riesgo psicosocial que puede acarrear tener serias consecuencias físicas y emocionales para las víctimas, por lo que constituye un grave problema de salud y seguridad ocupacional en el ámbito del trabajo doméstico, pero también -y más grave aún- una violación de los derechos laborales y humanos fundamentales de las trabajadoras del hogar.
"En Perú, es histórico que los hijos de los empleadores inicien su vida sexual con las trabajadoras del hogar. A mí me tocó vivirlo en carne propia cuando era muy joven: el hijo de mi empleador y mi empleador abusaron de mí. Después de eso, siempre busqué trabajos en casas donde no hubiera hombres. El trauma y el miedo me han acompañado desde entonces. Aún tiemblo si alguien invade mi espacio”, cuenta Marcolina Infante.
Un sector vulnerable a la violación de derechos
Si bien en los últimos años Perú ha hecho grandes avances en materia de protección legal para las trabajadoras del hogar, en la práctica aún se está muy lejos del trabajo decente. La encuesta de hogares llevada a cabo por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en 2019 revela que de las más de 420 mil personas trabajadoras del hogar que hay en el país, de las cuales más del 95% son mujeres, casi el 90% está empleada informalmente, la mitad percibe menos de la remuneración mínima vital (RMV) y casi el 40% trabaja más de 48 horas a la semana.
Asimismo, una gran parte de la fuerza laboral del trabajo doméstico en Perú está compuesta por mujeres indígenas y afroperuanas, muchas de ellas migrantes internas. También hay un alto porcentaje de jefas de hogar que viven en la pobreza. A esto se suma la naturaleza propia de su trabajo, que se realiza en hogares privados, en soledad y fuera de la vista pública, en condiciones de enorme desigualdad de poder con sus empleadores. Todo esto contribuye a aumentar la vulnerabilidad de las trabajadoras del hogar a la violencia y el acoso, en especial de las que trabajan bajo la modalidad “sin retiro”.
De modo que las trabajadoras del hogar constituyen un sector que, por las particularidades de quienes lo conforman, las características específicas de la actividad y la precariedad laboral dominante, está desproporcionadamente expuesto a la discriminación, el abuso, el acoso sexual, la violencia y la violación de derechos. Así lo resume la dirigenta de SINTTRAHOL: “Los empleadores piden referencias sobre nosotras antes de contratarnos, pero nosotras no sabemos nada de los empleadores cuando entramos a trabajar en una casa. Quedamos encerradas con ellos puertas adentro, completamente expuestas y vulnerables. Nosotras los cuidamos, pero ¿quién cuida de nosotras? En Perú, el trabajo del hogar es un trabajo peligroso”.
Del papel a la práctica
Si bien los datos duros y las experiencias de las trabajadoras del hogar muestran una realidad desalentadora, Perú cuenta con numerosos -y buenos- instrumentos legales e iniciativas destinados a garantizar el derecho de las trabajadoras del hogar a condiciones laborales decentes, justas y seguras, libres de toda forma de violencia y acoso. Repasemos los principales:
- Convenio 189 de la OIT y su Recomendación N° 201 (sobre trabajo decente para las trabajadoras del hogar)
- Ley N° 31047 (de las Trabajadoras y Trabajadores del Hogar, 2020)
- Convenio 190 de la OIT (sobre violencia y acoso en el mundo del trabajo).
- Ley N° 30364 para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar
- Ley N° 27942 para la prevención y sanción del hostigamiento sexual.
- Servicio público Trabaja sin acoso”, que ofrece atención, orientación, soporte psicológico y legal a las víctimas de hostigamiento o acoso sexual en el entorno laboral.
- Programa Aurora, que ejecuta diferentes acciones para prevenir la violencia, brinda servicios de atención y protección a las víctimas de violencia y abuso sexual, e incluye lineamientos específicos para proporcionar atención diferenciada a las trabajadoras del hogar en virtud de sus condiciones y características particulares.
- Diversos mecanismos de denuncia y acceso a la justicia.
La contribución de las organizaciones de trabajadoras del hogar del Perú y de la FITH en el diseño y adopción de la normativa y las iniciativas mencionadas ha sido clave. Además, las afiliadas de la FITH en Perú (FENTRAHOGARP, SINTTRAHOL, IPROFOTH y CCTH) desempeñan una labor central en el acompañamiento, apoyo psicológico y asistencia legal a las víctimas de violencia y acoso laboral, así como en la capacitación y concientización de sus miembros.
"Gracias al apoyo de mi sindicato y de la FITH pude empezar a hablar. Después de muchos años de haber sido víctima de abuso y haberlo guardado en secreto, me atreví a contarlo en el programa LUNA de la FITH, y entonces comencé a sanar. Es importante que esta joven víctima hable y denuncie. Nosotras estamos para apoyarla”, señala Marcolina Infante.
Hora de pasar a la acción
Ante la reciente agresión sufrida por una trabajadora del hogar y los reiterados actos de acoso y violencia contra otras trabajadoras del hogar en Perú, la FITH insta al gobierno y a la Justicia de este país a:
- Proceder a la urgente investigación del caso (sin revictimizar a la víctima) y a la adecuada sanción de los responsables.
- Garantizar una justa reparación para la víctima.
- Proporcionar atención integral a la víctima (acompañamiento psicológico, apoyo social, asesoría legal gratuita).
- Reforzar la fiscalización e inspección del trabajo remunerado del hogar.
- Implementar efectivamente las leyes nacionales e instrumentos internacionales en lo que respecta a la prevención, erradicación y sanción del hostigamiento sexual y la violencia de género.
- Asegurar el cumplimiento efectivo de las leyes nacionales e instrumentos internacionales que protegen los derechos laborales y humanos de las trabajadoras del hogar.
- Garantizar la representación y participación de las organizaciones de trabajadoras del hogar en el desarrollo e implementación de normas, políticas públicas e iniciativas orientadas a prevenir y erradicar la violencia y el acoso en el sector del trabajo remunerado del hogar, así como a asegurar condiciones de trabajo y de vida decentes para las trabajadoras del hogar.
- Cumplir con la obligación de remitir a la OIT los reportes relativos a la implementación de los convenios ratificados por el Perú.
Como federación internacional comprometida con el reconocimiento y el respeto de los derechos laborales y humanos de las trabajadoras del hogar en todo el mundo, la FITH hace un enérgico llamado al Gobierno peruano para que actúe YA: ¡No hay excusa para la violencia y el acoso hacia las Trabajadoras del Hogar!
#CuidaAQuienTeCuida