Este 12 de mayo, en el Día de la Madre, la FITH honró la memoria de nuestra madre fundadora y primera presidenta, Myrtle Witbooi, en una emotiva ceremonia llevada a cabo en Sudáfrica, que contó con la presencia de sus hijos, familiares, amigos, compañeras de lucha, camaradas de otros movimientos, miembros de la comunidad y autoridades. Durante el homenaje, el vicepresidente de la FITH, Toindepi Dhure, y la coordinadora regional de África, Vicky Kanyoka, inauguraron un jardín y dedicaron una placa conmemorativa a nuestra fallecida e inolvidable líder en la Casa Comunitaria de Ciudad del Cabo.
El evento incluyó, además, la presentación del libro “Love and Labour”, escrito por la gran amiga de Myrtle, Jennifer Fish, que recorre la vida y captura el espíritu de una mujer que ha dejado una marca imborrable en la historia, no solo por su defensa de las trabajadoras del hogar, sino también por su compromiso con todas las personas vulnerables y oprimidas. Como broche de oro, el coro de SADSAWU celebró a su líder con un repertorio conmovedor.
A través de este tributo, la FITH expresa su infinita gratitud a quien ha sido el pilar de nuestro movimiento. Por más de cincuenta años, Myrtle se dedicó a luchar incansablemente por los derechos y la protección de las trabajadoras del hogar en Sudáfrica y en todo el mundo, superando los desafíos con coraje, determinación, resiliencia, amor y empatía. Bajo su liderazgo, logramos la adopción del Convenio 189 de la OIT, obtuvimos conquistas sin precedentes y construimos una federación poderosa que hoy cuenta con 88 afiliadas de 68 países, representando a más de 670 mil trabajadoras del hogar.
Quienes formamos parte de la familia de la FITH llevamos en nuestros corazones el legado de Myrtle y sentimos el deber de honrarlo con cada uno de nuestros actos. Su luz siempre nos guiará, recordándonos que si nos mantenemos fuertes y unidas podemos construir un mundo mejor donde el trabajo decente, la dignidad y la justicia social sean por fin una realidad para las trabajadoras del hogar en cada rincón del planeta.
Nuestras voces resuenan en las palabras de Toindepi Dhure: "Myrtle Witbooi era más que una madre, hermana, tía, vecina, activista laboral, o simplemente un modelo a seguir inspirador. Era un símbolo de esperanza, un faro de luz en un mundo a menudo envuelto en la oscuridad. Su legado seguirá inspirando a las generaciones futuras, recordándonos que incluso en los momentos más difíciles, el espíritu humano puede prevalecer".
Que de las semillas que plantamos en el jardín de Ciudad del Cabo florezcan muchas más victorias para las trabajadoras del hogar, como las que nuestra amada Myrtle supo cosechar.