El mundo está siendo cuidado por trabajadores de la economía formal e informal, sin embargo, sólo la primera tiene un reconocimiento, aunque incompleto. Con la pandemia de COVID-19 arrasando el mundo, la fuerza laboral ya feminizada en Asia y el Pacífico sufrió profundas repercusiones. Por un lado, las pérdidas masivas de empleos provocaron una profunda privación de derechos a los trabajadores domésticos, que no tenían redes de seguridad a las que recurrir en ausencia de protección social. Muchos trabajadores domésticos sufrieron pérdidas de empleo (OIT, 2020), lo que se ve exacerbado por su incapacidad de acceder a disposiciones gubernamentales como la seguridad social: el 84,3% de los trabajadores domésticos en Asia están empleados de manera informal y no tienen acceso a beneficios, tengan o no el derecho legal a la seguridad social (OIT, 2021). Por otro lado, los trabajadores domésticos que no han perdido su empleo vieron aumentar sus horas de manera inhumana (UNESCAP, 2019).
Sin duda, la pandemia ha sacado a la luz cuestiones profundamente arraigadas en el panorama político en torno al trabajo doméstico en Asia y el Pacífico. Este capítulo analiza los efectos de la COVID-19 como punto de partida para realizar intervenciones políticas sustantivas que permitan lograr una recuperación equitativa y sostenible. El capítulo propone una definición de economía del cuidado que centra a los trabajadores domésticos como un componente necesario para una política verdaderamente transformadora.
En FITH, hemos estado involucrados en esta conversación durante mucho tiempo, con nuestros afiliados haciendo campaña por el derecho a la atención.
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