Liderazgo, Unidad, reNovación y Amplificación (LUNA)

Las trabajadoras del hogar que participan en un programa LUNA de tres partes dicen que se sienten renovadas y dispuestas a seguir luchando después de haber recibido la formación.

AMÉRICA LATINA

Leer el artículo original: Trabajadoras del hogar: sanar, crecer, actuar | Centro de Solidaridad

Colaboradores: Tula Connell/Centro de Solidaridad

Andrea Del Carmen Morales Pérez y Librada Maciel, activistas sindicales que llevan mucho tiempo ayudando a las trabajadoras domésticas a formar sindicatos y a conseguir una voz en el trabajo, sufrieron agotamiento laboral, debido al estrés, al trabajo incesante y al trauma no reconocido que arrastran desde hace décadas tras haber sufrido abusos limpiando casas y cuidando a las familias de los empleadores.

Pero gracias a un programa único de varias fases centrado en el desarrollo de habilidades de liderazgo y, lo que es más importante, en el desarrollo de estrategias para sanar traumas profundamente arraigados, ambas activistas dicen que están renovadas y que tienen las herramientas necesarias para seguir luchando, al tiempo que cuidan de su propio bienestar físico y mental.

Las dos activistas forman parte de las más de 40 líderes de trabajadoras del hogar de 17 países de América Latina y el Caribe que participaron el año pasado en Liderazgo para la Unidad, reNovación y Amplificación (LUNA), un programa de un año de duración compuesto por tres talleres de varios días reforzados por un acompañamiento regular.

Creado originalmente por la Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar con sede en los EE. UU. (NDWA), el programa fue una colaboración de la Federación Internacional de Trabajadoras del Hogar (FITH), la Confederación de Trabajadoras del Hogar de América Latina y el Caribe (CONLACTRAHO), Generative Somatics, el Centro de Solidaridad y donantes como Care International y Open Society Foundation.

“Cuando eres una activista de toda la vida, estás acostumbrada a dar el 120 por ciento de tu tiempo en la lucha”, dice Morales Pérez, líder del sindicato de trabajadoras del hogar de Nicaragua, FETRADOMOV. “Quería hacer todo yo misma. Siempre andábamos a toda máquina”.

LUNA “me ha ayudado a liberarme de los traumas que arrastro desde niña”, dice Morales Pérez. “El intercambio que hemos tenido entre todos nosotros, líderes de todo el hemisferio y entre líderes y organizaciones de base, y con los animadores, hemos podido trabajar juntos con mucha eficiencia. Creo que me he curado y estoy más preparada para los desafíos que vendrán”.

Maciel había considerado incluso dejar su trabajo en SINTRADI, un sindicato paraguayo de trabajadoras del hogar, pero después de participar en LUNA, dice: “Estoy fortalecida. Siento que estoy preparada para asumir los desafíos”.

Y, fortalecidas por nuevas habilidades, las líderes sindicales han logrado victorias legislativas, avanzar en posiciones de liderazgo sindical y unirse en campañas con nuevos aliados.

Victorias sobre el salario mínimo y más

En Bolivia, tres participantes de LUNA lograron ser elegidas para el comité ejecutivo de su sindicato. En México, las trabajadoras del hogar lograron la cobertura del programa de seguridad social del país como parte de la reciente reforma de la legislación laboral. En la República Dominicana, las trabajadoras del hogar de múltiples sindicatos unieron fuerzas con un nivel de coordinación sin precedentes para avanzar en las prioridades legislativas, incluida la comisión nacional de salario mínimo para las trabajadoras del hogar que incluye a representantes del gobierno, de sindicatos y de empresas.

Y en Paraguay, presionaron con éxito para que se promulgara una ley exigiendo que las trabajadoras del hogar reciban el 100 % del salario mínimo; según la ley anterior, sólo recibían el 60 % de ese salario.

“LUNA nos ayudó mucho a superar la línea de meta”, dice Marciana Santander Martínez, líder de SINTRADESPY, que también participó del programa y que empezó a trabajar como empleada del hogar a los 15 años.

La campaña por el salario mínimo comenzó después de que las trabajadoras del hogar lograran que Paraguay ratificara el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre los derechos de las trabajadoras del hogar, pero Maciel afirma que su experiencia con LUNA les permitió llevar a cabo una lucha difícil.

Las trabajadoras del hogar de SINTRADI viven en Itapúa, a ocho horas de Asunción, la capital de Paraguay, un largo viaje por el que sacrificaron su único día libre. “Sabíamos que teníamos que estar todas juntas, así que nos aseguramos de que el domingo llegáramos todas a la capital para hablar y explicar a los senadores por qué es necesario que merezcamos el salario mínimo completo”, dice Maciel.

“Nos dijeron: 'Ustedes nunca han ido a la escuela, ¿por qué están aquí tratando de cambiar las leyes?' Les decíamos que no es nuestra culpa que trabajemos 12 horas al día, ¿cómo se supone que vamos a ir a la escuela? 'Estamos haciendo esto por nuestros hijos e hijas y nuestros nietos', afirma. 'Tuvimos que aprender a defendernos. Sufrimos algunas peleas realmente feas'”.

A través de LUNA, dice, “aprendimos cómo centrarnos en el movimiento y estar en nuestro propio espacio, para enfocarnos en realmente en nuestras batallas”.

Curar el trauma

El programa LUNA implica educación política, capacitación en estrategias de organización y construcción de nuevos modelos de liderazgo. También incluye la somática, una terapia holística que reconoce la intrincada conexión entre la mente y el cuerpo que busca la curación a través de la comprensión del pasado psicológico. Mediante ejercicios y debates, los participantes aprendieron técnicas especialmente valiosas para las trabajadoras del hogar y otras personas que sufren abusos, acoso sexual y otras formas de violencia de género en el trabajo, y que son víctimas de racismo, homofobia y otros tipos de violencia y exclusión social.

“Como mujer trans, fue muy importante estar en un espacio así con tantos líderes de América Latina, para poder centrarnos en nuestros propios cuerpos y en nuestra presencia, para sacar provecho de nuestra propia resiliencia y la de nuestros compañeros”, dice Francia Blanco, una lideresa en ascenso de la FETRADOMOV de Nicaragua.

Blanco emigró a Guatemala en 2006 para trabajar en el servicio doméstico, donde su empleador abusó de ella y la tuvo atrapada dentro de la casa durante dos años.

“Nunca me pagaron nada, no tenía derecho a salir, estuve encerrada en la casa hasta que me escapé. Sé lo que es ser una trabajadora migrante y no tener derechos”, dice.

La capacitación LUNA fue “súper importante. Significó un enorme crecimiento personal para mí, pero también un crecimiento como líder. Mejoró mi capacidad de ser una líder entre las mujeres”, dice Blanco.

Nuevo modelo de liderazgo: ni dominado por hombres, ni jerárquico 

“Necesitábamos un enfoque de liderazgo diferente de la estructura jerárquica dominada por hombres”, dice Adriana Paz Ramírez, Coordinadora Regional de la FITH para América Latina, quien encabezó el proyecto y pasó un año organizándolo. “Necesitábamos un tipo de liderazgo diferente, con nuevos valores, un liderazgo desde lo personal, que saliera de nuestras heridas más profundas, de nuestro trauma, de cómo lo personal se traduce en político”.

Paz Ramírez, quien dirigió el módulo de educación política de LUNA, dice que las líderes de las trabajadoras del hogar estaban ansiosas por recibir capacitación en materia de liderazgo y que, en el futuro, tiene previsto realizar LUNA cada dos años. “La necesidad de una renovación constante del liderazgo es clave para el crecimiento y la sostenibilidad del movimiento”, afirma.

“Incluso con una educación política y un apoyo organizativo competentes, las líderes que han sido objeto de una socialización en la que el poder equivale al abuso y la dominación, tendrán dificultades para crear modelos de liderazgo que no reproduzcan los modelos de poder que han visto como mujeres pobres, como trabajadoras del hogar y como miembros de poblaciones étnicas tradicionalmente excluidas”, dice Paz Ramírez.

“A mí me ha cambiado mucho como persona”, dice Santander, de SINTRADESPY, en Paraguay. “He aprendido a delegar y a compartir responsabilidades. He aprendido que no puedo hacer todo yo sola. Cuando intentamos hacerlo todo nosotros mismos, eso nos vuelve más débiles y debilita a nuestras organizaciones”.

LUNA también sirvió para poner en contacto a líderes de trabajadoras del hogar en todas las regiones y ahora se comprometen a apoyarse mutuamente en sus proyectos. “Al estar tan dispersas, hemos podido restablecer la confianza entre nosotras y nos hemos vuelto mucho más fuertes a través de la geografía, las comunidades y las regiones”, dice Blanco. “Decidimos el mecanismo para cumplir nuestros objetivos, así que estamos todas en la misma onda”.

María de la Luz Padua, quien se desempeñó como trabajadora del hogar durante 10 años y ahora es líder del sindicato de trabajadoras del hogar de México, SINACTRAHO, dice “LUNA fue una experiencia de crecimiento y de auto reconocimiento, de conocerme como persona, de saber que todo nuestro trabajo organizativo puede gastarnos, agotarnos y llevarnos a la frustración, pero siempre hay una luz en ello, y esa luz son las otras mujeres que están en la misma posición que nosotras”.

Padua, que dice que a través de LUNA ganó cada vez más confianza en sí misma como líder, se emocionó al ser seleccionada como una de las dos participantes de LUNA para pronunciar el discurso de graduación. De pie ante el grupo, al final de su formación en Río de Janeiro, Brasil, Padua dijo a las trabajadoras del hogar:

“Comprobamos que nuestra humanidad responde reflexivamente a impulsos arraigados en nosotros por nuestras experiencias vividas, y la somática nos enseña a prestar atención a lo más importante: a nosotros mismos, a través de la resiliencia y de esa fuerza que nos grita intensamente: “Nunca más permitiremos que una trabajadora del hogar sea victimizada, acosada, humillada”.

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