historia de maria

María: Ciudad de México, México

Al igual que muchas trabajadoras domésticas indígenas en México, María es una migrante interna que viaja desde un pequeño pueblo a la Ciudad de México. Al principio trabajaba muchas horas, sin tiempo de descanso, poca comida y un salario extremadamente bajo (140 pesos mexicanos o $7 USD por 10 o más horas de trabajo por día). María escuchó que el salario de este trabajo debería haber sido el doble, pero “si eres de otro lugar, te hacen trabajar más duro y te pagan menos”. Sintió que no tenía más remedio que soportar las condiciones; como madre soltera de 2 hijas y única sostén de la familia, necesitaba desesperadamente los ingresos.

Años más tarde, cuando María tuvo la oportunidad de cambiarse a un nuevo empleador, las cosas estaban mejorando. Hasta que llegó la pandemia. Temiendo que María infectara la casa con COVID-19, el empleador le pidió que se uniera a la familia encerrada, lo cual no era una opción para una madre soltera con niños que cuidar en casa. Al igual que millones de trabajadoras del hogar en todo el mundo, María se encontró sin ingresos de un día para otro.

María escuchó por primera vez sobre SINACTRAHO (Sindicato Nacional Trabajadores y Trabajadoras del Hogar: un afiliado de FITH) en esta época, y que el sindicato estaba brindando beneficios de emergencia por COVID-19 a los trabajadores domésticos a través del fondo de Solidaridad de FITH. Al trabajar con afiliados locales, el Fondo de Solidaridad ha ayudado a trabajadoras del hogar como María en todas las regiones del mundo, con todo, desde canastas de alimentos y dinero para el alquiler hasta PPE y datos de teléfonos celulares. A través de SINACTRAHO María recibió 1,300 pesos (alrededor de $64 USD), que usó para comprar dulces para revenderlos en la calle con una ganancia para poder llegar a fin de mes. 

María obtuvo más que solo ayuda de emergencia al unirse a SINACTRAHO. Ganó confianza a través de eventos de capacitación y concientización. Se enteró de su derecho a un salario justo, tiempo de descanso, días libres, licencia por enfermedad y vacaciones pagadas. Aprendió habilidades para negociar con los empleadores. También llegó a comprender que su trabajo era valioso y que merecía ser tratada con dignidad. Aprendió la importancia de ser parte de un movimiento internacional: la FITH fue fundamental en la redacción del Convenio 189 de la OIT sobre Trabajo Doméstico, que fue ratificado por México en 2021, lo que llevó a la inclusión de las trabajadoras domésticas privadas en las leyes laborales por primera vez en la historia. . 

María ha vuelto al trabajo y las cosas están mejor que nunca ahora que conoce sus derechos y está respaldada por la fuerza colectiva de SINACTRAHO. Tiene un contrato firmado que establece un salario decente, seguro médico para ella y sus hijas y vacaciones pagadas. Ella planea continuar trabajando a través de su sindicato para obtener y mantener los derechos de las trabajadoras del hogar y luchar contra la discriminación y el maltrato que tan a menudo enfrentan las mujeres y niñas indígenas en el sector. “La unión es una hermandad”, dice. “Ninguno de nosotros debería estar solo”.

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